miércoles, noviembre 15, 2006

Maria del Rosario Cubides…¿?...

Le suena ese nombre, sabe quién es?...no lo ha oído alguna vez?...será alguna persona importante?...le aseguro que si.

Yo recuerdo a varias personas en mi vida, la primera es Doña Rosita, a Don Orlando, Don Aicardo Pulgarin, ahí cerré el primer ciclo; del segundo recuerdo a la que me regalo un Inoxcrom –si un lapicero!-a Aleyda, Guillermo Bernal, a Toño, a Jaime Ochoa, recuerdo a …esa lista es mas larga…y ya del tercer ciclo recuerdo a Oscar Diaz, Gildardo Rivera, Pablo Prado, Morelia Pabón, Stella Brand, a…esa si que es larga; del cuarto…recuerdo a un historiador Payanes que daba una excelente clase con una botella de Buchanans en la mano…y del quinto…pues mejor dejo que pase el tiempo ya que recién estoy terminando…sí, estoy hablando de los maestros, de mis maestros…y si…Maria del Rosario es una Maestra. Es profesora de Química, en un colegio de Santander.

En 1996, me gradué, finalmente de profe’…que digo, de “Licenciado”. He conocido valiosos profesores, pero voy a nombrar tres casos, la mejor ha sido Eitbar Pulgarín, una mujer con una capacidad de entrega a sus alumnos excepcional, tenía o tiene una característica esencial: tenía resuelto sus problemas económicos, de hecho sus hijos ya eran adultos, su esposo tenía dinero suficiente y vivía -vive- en un exclusivo edificio a cuadra y media de la Plaza de Bolívar en Pereira. Una situación, pues, ideal. Y cito dos casos más, mis amigas Nancy Patricia Pazos Plazas, y Liliana Herrera. Ambas no llegan a los 40 años de edad y ejercen hace poco más de 10 años. Es decir hacen parte de esa inmensa mayoría de maestros colombianos que no tienen las –justa(s)- pension(es), los que yo denomino La Generación de Maestros del segundo milenio. Ya que he convivido, pues han sido mi hotel coyuntural en Bogotá, me han mostrado lo que es una maestra comprometida: esos maestros que se levantan a las cinco de la mañana y regresan a su casa a las siete de la noche: pues deben trabajar en dos colegios, generalmente uno público y uno privado (como lo hice personalmente en 1997) para poder sobrevivir decentemente; esos maestros que descansan 1-2 horas y se ponen a trabajar en la preparación de la clase siguiente, hasta altas horas de la noche, o que se levantan a las 3-4 de la mañana para hacerlo y siguen los sábados y muchas veces los domingos…¡son esclavos!…¡no son profesores: son esclavos!. Y son esclavos por algo muy sencillo: no reciben los estímulos que merecen.

Y cuando hablo de estímulos no estoy hablando de “palmaditas en la espalda”…No, eso no es un estimulo es "una palmadita". Estoy hablando de estímulos tangibles, concretos, financieros para ser exactos. Y son “palmaditas” lo que reciben de quien es el responsable máximo de estimularlos: el estado, es decir, aquel que maneja el dinero que todos pagamos en impuestos. Porque, el responsable de estimular no tiene que ser el sector privado: Loable lo que hace COMPARTIR –que da el premio anual que se ganò María del Rosario- . Pero me pregunto si el sector privado también se ve obligado a estimular a un policía cada año o a un soldado profesional cada año. No. Y no lo hace simplemente porque los salarios de estos, que, se los merecen claro está, son superiores a los de las y los maestros colombianos. No en vano el gobierno Gaviria (1990-1994) multiplicó por varias veces el salario que percibían nuestros policías y buena parte de la rama judicial.

He dialogado con amigos y conocidos en el Ministerio de Educación, y la discusión se centra en un esquema de Planeación nacional el cual dice que durante el gobierno Samper (1994-1998) se les dió alguna prima a los maestros, y a pesar de ello la “calidad” no subió. Es el eje de la respuesta para justificar el que no se estimule concretamente a los docentes colombianos. Hoy los esfuerzos por incrementar la calidad se hacen, pero los estímulos no se ven. Y cuando los resultados en calidad tampoco se ven se dice que estos procesos son a largo plazo, en esa línea: seguramente si se hubieran combinado estímulos REALES con esquemas de calidad, desde el gobierno Samper, ya hubiera mejorado la calidad…pero lo que no se puede seguir es pretendiendo descargar la responsabilidad de la calidad de la educación en los docentes colombianos, quitándosela cada vez mas al estado, a los padres de familia y a los mismos estudiantes, y creyendo que la tarea de estimular a los docentes es asistiendo a entregar UNA VEZ al año a UNA maestra, UN estimulo que da el sector privado. (continuará)
ESPACIO PERMANENTE: ¡POR EL ACUERDO HUMANITARIO!
El giro
No sólo creo, sino que estoy absolutamente segura, que el señor presidente Uribe no sólo tiene una confusión, sino que confunde y enreda a los colombianos. A pesar de mi ignorancia, siempre he leído en la historia del mundo que cuando se presentan, en medio de una guerra, prisioneros, retenidos o secuestrados, como los quieran denominar, situación que vivimos en Colombia desde hace mucho tiempo, a los prisioneros o secuestrados siempre se busca la manera de sacarlos del conflicto, de ponerlos a salvo y de protegerlos.
Entonces ¿por qué hemos decidido mezclar la cerveza con la magnesia? Una cosa es el acuerdo o intercambio humanitario para lograr salvar las víctimas secuestradas y otra muy diferente los acuerdos de paz.
Sacar del conflicto a todos los secuestrados es una obligación de todos, hay que hacer lo posible y lo imposible si es caso para ayudarlos. Posteriormente se puede buscar la paz, no tienen que ser simultáneos, ni el uno excluye al otro.
Es muy fácil decir libérenlos a sangre y fuego, es fácil hacer encuestas y preguntar si estamos o no de acuerdo con el rescate. La pregunta clave es: “Si un familiar muy cercano a usted se encuentra secuestrado, ¿usted está de acuerdo con el rescate?”.
Así es fácil resolver todo: cada vez que se presente un impasse pequeño o grande, huyo y salgo por la puerta rápida. No señores, hay que quedarse y luchar, afrontar los problemas y, como dice Gloria Estefan en su canción: “abriendo puertas, cerrando heridas”.
Aquí cabe perfectamente una frase que mi hermano, Alfredo Correa De Andreis, utilizaba como introducción en sus exposiciones y presentaciones, en aras de buscar la paz y el diálogo: “Bienvenidos todos los conflictos, salvo aquellos que exterminan físicamente a sus adversarios”. Él luchó y murió creyendo que hablando y dialogando se podían solucionar los conflictos, luchó hasta lo último porque no se derramara más sangre y pagó con la suya.
PARA QUIENES AUN NO SE CREEN "ANIMALES" LEA PUES AQUI

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